Los fracasos de Johnny Depp, Brad Pitt, Spielberg y otros grandes de Hollywood

¡Un caníbal confeso y un maltratador de mujeres! Tal vez la película tenía un karma. En el 2013, una pomposa versión de El llanero solitario se anunciaba por todas partes, basada en la popular serie de televisión de los años 50. Armie Hammer –que en ese entonces era una fulgurante estrella antes de que estallara su escándalo por acoso sexual y canibalismo- y Johnny Depp –otro que acabó en un sonado juicio con su exmujer Amber Heard y con la carrera medio en pedazos- encabezaban el reparto de la película interpretando al Lone Ranger y su inseparable amigo Toro. Acción, comedia, aventuras, dos actores guapos y talentosos, unas locaciones increíbles y un director –Gore Verbinski, el mismo de Piratas del Caribe- que garantizaba un relato hilado y entretenido.

20th Century Studios –Century Fox en ese tiempo- y sus productores ejecutivos invirtieron 215 millones de dólares en The Lone Ranger –incluso el director y los protagonistas se bajaron el sueldo para apocar la inversión-. La película obtuvo ganancias por boletería en todo el mundo de… 45 millones de dólares. Para los dulces, como dirían los abuelitos. Fue un descalabro mayúsculo. ¿Qué salió mal?

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No es un fenómeno nuevo; pasa. Y pasa con más frecuencia de lo que los estudios desearían. Sala a oscuras, aparecen los créditos finales, a veces queda un sorbo de agua o de gaseosa y… “¿Ya se acabó?”, se dice con un suspiro. Han sido casi dos horas de la vida de las que no ha quedado nada. ¿Qué pasó? Tenía un reparto espectacular, la historia era vendedora, el director era una leyenda, pero… no pasó nada. La justificación del fracaso tiene muchas aristas: hay historias que no se conectan con la gente o, simplemente, todo encaja para que haya malas actuaciones, mal casting y el guion sea un desastre.

‘El llanero solitario’, 2013.

Cada año los estudios invierten miles de millones de dólares en producciones que resultan pasos en falso. Si bien un estreno en la industria cinematográfica es una suerte de arena movediza, hay títulos y nombres con los que se apuesta a la fija. Puede tenerse todo fríamente calculado y, sin embargo, siempre hay un detalle mínimo que queda al azar. Los estudios quieren hacer dinero de forma segura, pero cada tanto naufragan.

“La clave está en que el cine no funciona como una fórmula farmacéutica; uno puede tener los componentes ideales y a pesar de eso el resultado puede ser un desastre”, comenta el crítico de cine y economista Mauricio Reina. “Las buenas películas suelen tener un ‘no sé qué’ que aglutina exitosamente los demás elementos, y que puede ser la mano del director o la química del elenco. Cuando ese factor clave falla, no hay nada que salve a los demás elementos y la película resulta sencillamente mala. Por eso muchas películas hiperproducidas suelen ser mediocres”.

Las sagas fallidas

En contraste con primeras partes que fueron el inicio de jugosas franquicias en Hollywood, como El señor de los anillos, Misión imposible, James Bond, Star Wars, por mencionar unas pocas, hay un listado siniestro de títulos que prometía seguir esos pasos, pero acabaron en algún cajón (cuando las copias eran físicas) o en un rincón de una plataforma engrosando un catálogo.

Eragon, por ejemplo, contaba con figurones como Jeremy Irons, Rachel Weisz y Robert Carlyle en su elenco, el relato iba de bestias lanzafuego a campesinos empoderados y se enmarcaba en una fantasía que buscaba restaurar la gloria de la legión de los jinetes de dragones. Pero se consumió como el fuego que arrojan estas míticas criaturas por la boca. En el 2006 la lluvia de críticas negativas y unas cifras que no fueron las esperadas, hicieron que la posibilidad de una secuela fuera cancelada.

Película John Carter, 2012

Hay otros casos significativos de sagas que murieron en su primer intento. John Carter, una historia de ciencia ficción, basada en una novela de Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán, pasó sin pena ni gloria por las salas de cine. Su protagonista, un mercenario interpretado por Taylor Kitsch, es teletransportado a Marte desde la Guerra de Secesión y termina involucrado en una batalla entre reinos y una serie de criaturas fantásticas. Contó con la bobada de 265 millones de dólares como presupuesto (al mismo nivel Avengers: Infinity War o la primera Piratas del Caribe) y tras muuuuchos esfuerzos recuperó apenas la inversión y consiguió unas mínimas ganancias de 50 millones. Disney vivió otro desastre en el planeta rojo. Marte necesita mamás fue un descalabro de animación en el que se exploraba la inteligencia artificial –que en este caso no fue muy inteligente– y dejó pérdidas de 120 millones de dólares.

“A menudo hay bastante presión en películas particularmente grandes y de alto perfil; si mueven su fecha de lanzamiento, es señal de que hay un problema con la película”, asegura Michael C. Smith, que lleva medio siglo trabajando en el equipo de producción de películas y series de Hollywood.

El cambio de fecha no siempre es el enemigo. En el caso de Titanic (1997), de James Cameron, el hecho de que hubieran movido su fecha de estreno ayudó a pulir mejor el material de la que fue durante muchos años la película más taquillera de la historia (hoy es tercera después de Avatar y Avengers: Endgame, con 2.200 millones de dólares de recaudo mundial); y en el caso del clásico Bonnie and Clyde (1967), con Faye Dunaway y Warren Beatty, fue la súplica del mismo Beatty (que también era productor) de que ampliaran la distribución de la película que había sido programada únicamente para autocines y salas pequeñas. El voz a voz logró que se convirtiera en un éxito.

El regreso de Steven Spielberg al cine de fantasía

El presupuesto estimado del filme ‘El buen amigo gigante’ fue de 140 millones de dólares. Mucho se gastó en efectos visuales.

Pasos en falso

En términos de sagas, hasta los más exitosos tienen fracasos estruendosos, a Tim Burton, uno de los directores más creativos e innovadores de Hollywood, que con su particular estilo ha conquistado un espacio enorme en la historia, esa inventiva no le ayudó mucho en la continuidad de lo que estaba destinado a convertirse en una saga inspirada en el relato de Alicia en el país de las maravillas.

Interpretada por Mia Wasikowska, la primera entrega, Alice in Wonderland, del 2010 recaudó 1.025 millones de dólares en la taquilla mundial, lo que le daba vía libre a Burton para avanzar en la segunda película. Alicia a través del espejo se estrenó en el 2016 con una inversión de 250 millones de dólares, dejando una pírrica ganancia 50 millones de dólares (recaudó casi 300 en los cines). Hasta ahí llegaron sus maravillas.

Otro grande que también dio un mal paso fue Steven Spielberg cuando solo ganó 50 millones de dólares con su idílica historia de un gigante bonachón en El buen amigo gigante (2016). Los expertos calculan que una producción de dimensiones colosales debe superar los 300 millones de dólares en ganancias para percibir beneficios y poder considerarse rentable.

En la década de 1990, Kevin Costner era un figurón con dos premios Óscar encima, como director y productor, gracias a Danza con lobos (1990) y al éxito de filmes como JFK, A perfect World y El guardaespaldas. En 1995, estrenó la que sería su consagración, una epopeya futurista sobre un mundo inundado de agua salada cuyos habitantes batallan por hallar agua dulce: era Waterworld, en español Mundo acuático.

Película Waterworld- Mundo acuático, con Kevin Costner

Película Waterworld- Mundo acuático, con Kevin Costner

Inundar la Tierra fue una tarea costosa para la producción: la inversión de 265 millones de dólares contrastó con los penosos 88 millones que la película hizo en la taquilla mundial. A Costner le costó reponerse de semejante hecatombe y pasaron años para que su nombre fuera considerado de nuevo en papeles de peso.

Cientos de actores reconocidos y talentosos también tienen en sus filmografías títulos que quisieran borrar. Como decíamos, su presencia no garantiza una buena recepción y ha quedado demostrado en varias oportunidades. ¿Qué hacían Daniel Craig y Harrison Ford vestidos de vaqueros en el salvaje oeste, peleando contra los extraterrestres? Una trama tan descabellada como la de Cowboys & Aliens (2011) fue suficiente para ahuyentar a las masas.

La adaptación de la historia de Alejandro Magno en manos de Oliver Stone, Alexander, fue otro estruendoso fracaso: las tres horas en las que Colin Farrell, con un postizo pelo rubio, coqueteó con Jared Leto y se paseó con Angelina Jolie y Val Kilmer no le gustaron ni a la crítica ni al público.

Película Alexander de Oliver Stone

Angelina Jolie, Colin Farrell y Val Kilmer, en ‘Alexander’,  de Oliver Stone.

R.I.P.D –otro de esos argumentos que casi no los cree ni él que los escribió, ahora sobre unos policías que venían del más allá para combatir el crimen- se convirtió en un caos. Ryan Reynolds y Jeff Bridges se veían fantásticos, pero una seguidilla de chistes de mal gusto y una historia que rayaba en el ridículo dejó a los productores con pérdidas por 80 millones de dólares.

Ni Brad Pitt, Penelope Cruz, Javier Bardem, Cameron Diaz y Michael Fassbender se han salvado de actuar en una película fracasada. Los actores coincidieron en The Counselor (El abogado del crimen) con Ridley Scott en la dirección y guion de Cormac McCarthy, el autor de La carretera y No Country for Old Men. Un banquete para el éxito. Pero fue mucho tilín tilín y pocas paletas. Aunque no salieron a deber, se esperaba una mejor recepción de una historia como esta que apenas obtuvo ganancias por 50 millones de dólares.

CNN en Español realizó un informe especial analizando este fenómeno de los grandes fracasos en el cine. Y el historiador y cineasta Wheeler Winston Dixon, profesor en la Universidad de Nebraska-Lincoln en Estados Unidos, no dudaba en afirmar: “Siempre es un juego de azar, hay muchos factores que no conoces. Incluso con todos los elementos en su lugar, siempre hay un elemento de azar”.

Película Doom con Dwayne Johnson

‘Doom’ con Dwayne Johnson

Cine y videojuegos: ‘Game Over’

Hollywood hace películas pensando en ganar dinero: obvio, es un negocio. A veces se cree que la legión de fanáticos de un videojuego o de una saga literaria o cómic famoso se trasladará ciegamente a la gran pantalla para sumar cifras en taquilla, pero no siempre –o casi nunca- resultan exitosas. El sonado caso de Monster Trucks (2016) es fehaciente: 135 millones de dólares de inversión frente a los demoledores 63 que recaudó en la taquilla mundial. Parece que a los amantes de los carros convertidos en moles para superar obstáculos les resultó ridículo que a estas competencias les agregaran un monstruo comegasolina que emerge de las profundidades de la tierra. A Paramount y Nickelodeon, los estudios productores, tampoco les quedaron ganas de volver a nombrar este fracaso.

Ni mencionar el escozor que les produce a los amantes de los videojuegos adaptaciones como las de Super Mario Bros., Streetfighter: la última batalla (con Jean -Claude Van Damme), Max Payne, Need for Speed o Doom, que tenía a Dwayne Johnson entre sus estrellas.

“Es una tarea difícil hacer que una audiencia crea y seguir una historia en cada momento de una película agrega Smith. “Si pierdes a la audiencia durante un segundo, puedes perderla durante el resto de la película. Hay 7.000 segundos en una película, así que tienes 7.000 oportunidades para echarlo a perder”.

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‘Alicia a través del espejo’, de Tim Burton.

Capítulo aparte merecen los superhéroes. Es imposible de ocultar para Marvel que Los cuatro fantásticos, esos humanos con poderes excepcionales, han corrido con pésima suerte en la pantalla grande.

A las películas del 2005 y del 2007 -que contaban con Jessica Alba y Chris Evans en su reparto- y la de 2015 -con los noveles actores Miles Teller, Michael B. Jordan y Kate Mara- les sobraron las malas críticas; sin embargo, la que produjo Roger Corman en 1994 fue la tapa -sí, Roger Corman, el rey de la serie B-. Fue tal la reputación del metraje, que Avi Arad, uno de los ejecutivos más importantes de Marvel en ese momento ordenó recoger todas las copias y destruirlas para evitar su estreno: pero varios VHS sobrevivieron para dejar testimonio del fiasco que representó el filme para el prestigio de la compañía.

Ni mencionar lo sucedido con Justice League: aquí no hablamos de pérdidas –un filme que recoge 600 millones de dólares en taquilla es un hit-, sino de prestigio. La cifra es ridícula si se le compara con los taquillazos de Marvel, su gran competidor.

A veces, la hecatombe se ve venir desde antes del estreno, por ejemplo, cuando los estudios deciden posponer o cancelar la salida de una película por distintas causas. Los recientes casos de Batgirl y The Flash, ambas de Warner Bros, lo demuestran. La primera no llegará a los cines ni al streaming porque el estudio la “consideró no apta para su estreno al público”. 90 millones de dólares a la basura.

Ezra Miller

La película ‘The Flash’, con Ezra Miller, está finalizada pero no se estrenará por los líos personales del actor.

Con The Flash el asunto es más dramático: la película está finalizada pero su protagonista, Ezra Miller, protagoniza un serie de enredos y acusaciones que incluyen robo a mano armada, secuestro y abuso de menores. Es improbable que esta cinta del universo DC vea la luz y Warner pierda 250 millones de dólares.

Recientemente, Lightyear, la animación de Pixar sobre el famoso personaje de Toy Story, llamó la atención por no lograr el éxito que se esperaba. Estuvo en boca de muchos por un inocente beso entre dos mujeres, pero ese no fue el motivo de que lograra tan poco en la taquilla; durante su fin de semana de estreno recaudó 51 millones de dólares en contraste con lo logrado por Toy Story 4 en el mismo lapso: 120 millones. La escasa ganancia de 24 millones de dólares que obtuvo Lightyear en los cines está atada a una historia desangelada; no es mala, pero no tiene ese ingrediente emocional y sensacional de Toy Story.

Película animada Lightyear

La película animada ‘Lightyear’, de Pixar.

“También hay casos de películas que se concibieron bien y resultaron ser buenas, pero en su momento no fueron bien recibidas por el público o por la crítica. Mulholland Drive, Children of Men, El club de la pelea o The Big Lebowsky fueron fracasos relativos en su momento, pero el paso del tiempo terminó ubicándolas como grandes obras”, agrega Reina.

Hay otras películas que, por el contrario, tenían todo para ser un fracaso y se convirtieron en hitos: Terminator, la primera Star Wars, Avatar, El proyecto de la Bruja de Blair… ¿eran absurdas? ¿raras…? Nada está escrito. Y Hollywood seguirá siendo una fábrica de sueños millonarios y de pesadillas que no dan un peso.

SOFÍA GÓMEZ G.
CULTURA
@s0f1c1ta

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